Laguna Libros. Bogotá, 2020.

Blatt & Ríos. Buenos Aires, 2021.

Tu cruz en el cielo desierto

«Este libro es una confesión erótica, es un ensayo sobre el amor confundido y es la historia de una pasión sin presencia».

—Laguna Libros

Reseñas

“Durante tres meses yo estuve masturbándome con letras que me mandaban del otro lado de la Tierra”. Él, el amante, está en China. Ella, desde Bogotá, se enamora de una imagen, de unas palabras, de alguien a quien construye (¿acaso alguna vez ocurre de otro modo?) con la imaginación.

—Mercedes Álvarez, Clarín-Revista Ñ

En la distancia las palabras ocupan el lugar del cuerpo amado. Ese sentimiento es mayor todavía si nace en las redes y crece a lo largo del tiempo a través de mensajes, tuits y videollamadas, pero el otro siempre se mantiene lejos.

—Verónica Boix, La Nación

Al principio de su más reciente libro, Tu cruz en el cielo desierto, (Sanín) confiesa cómo se rinde ante el acoso de una historia personal que, como un fruto muy maduro, a través de ella cumplía su destino de dejarse caer y romperse. Reventado, ese fruto desnuda el drama y la impudicia de sus carnes, perfumes y viscosidades desperdiciadas en el suelo de su cuerpo y alma desposeídos, pero no en el lenguaje, que recogió con elegancia y dulzura todos sus restos.

—Margarita Rosa de Francisco, El Tiempo

«La colombiana Carolina Sanín, una de las pensadoras más sagaces y más incómodas del feminismo actual, encuentra una respuesta que es también un enjambre de nuevas preguntas. Ante la crisis del amor romántico, ella apuesta por el amor barroco. Lo hace en los hechos y no en la teoría. Su nuevo libro, Tu cruz en el cielo desierto (Laguna Libros), es una historia de un amor en que los cuerpos no se tocan porque viven siempre en dos continentes diferentes».

—Rafael Gumucio, Babelia 

«En Tu cruz en el cielo desierto, la voz que dice “yo” recorre el camino platónico que va de la belleza de los cuerpos, o al menos, en este caso, de su simulacro, hacia la belleza radiante de las formas. No es una novela, y tanto mejor. Mientras la novela siga confinada, por usar la palabra, en las reglas de la trama y del realismo, más nos vale buscar refugio en otros géneros. ¿Y por qué no si hay tantos? Novela sí, pero de caballería y reformulada por la ironía: la ironía no determina, es pura inspiración sin fijeza». 

—Andrea Mejía, El Tiempo

«En clave fantasmal leo el último libro de la escritora colombiana Carolina Sanín, Tu cruz en el cielo desierto. Aparte de ser un libro sobre el amor y sus laberintos en la era digital (“En las relaciones virtuales, el otro está muerto y resurgido como fantasma”), sobre el amor y su teatralidad, es un libro sobre la escritura misma, sobre la literatura y el deseo. Es por eso que se trata de un libro no solamente sobre la escritura sino sobre la lectura (“El juego, en todo caso, era la lectura”): los ecos infinitos, fantasmales de otras letras entran a jugar un papel erótico, dialogante y escurridizo en el ensayo de Sanín».

—Camilo del Valle Lattanzio, Cultura Resuena

«¿Es novela, poema, ensayo, monólogo teatral, diatriba, imprecación, ópera del loco amor, confesión? Es esto, y más: es un libro, y como los buenos libros incluye poemas, cuentos, ensayos, varia ficción (Borges incluía milongas). Pero ante todo es novela, una novela moderna, que integra los géneros con naturalidad, tanto que el lector, hipnotizado, se percata de que ha pasado por uno de estos y debe devolverse para confirmarlo —el repaso, otro signo de los buenos libros—».

—Guillermo Maldonado, La Nueva Prensa

«Con sus infinitos personajes, que exceden los nombres, los pronombres y los sobrenombres, Tu cruz en el desierto afirma en nosotros y en su autora —que es también nosotros, que nos permite que la seamos— que nuestra mortalidad y nuestra carne, esa que sufre y no encuentra la carne del otro amado, que nunca lo toca, guardan en ellas lo inmortal: es un evangelio que nos anuncia otra liberación del pecado, que es lo finito y el juicio sobre el pecado, el juzgar mismo».  

—Simón Villegas, El reblujo