Maradona (II)

Si Diego no hubiera tenido una personalidad adictiva, tampoco habría sido el jugador que fue. Su primera adicción fue la pelota. Ningún rasgo de carácter es malo en sí mismo. Y a menudo el peor vicio de alguien procede del mismo lugar que su mejor virtud.

Por otra parte: ¿les gustaron los goles de Diego, pero no su rabia, su autodestrucción, sus desmanes y sus excesos? Pues están de suerte, pues eso no va a volver a pasar nunca más. Los deportistas son cada vez más robotizados, como también lo serán los artistas: el mundo que viene gracias a la alianza entre la cibernética y la corrección.