Publicada el 10 de abril de 2010.
Quien haya sobrevolado las selvas de América del Sur habrá advertido que desde arriba la selva no se ve. El dosel verde produce una desilusión óptica que hace que lo alto, las copas de los árboles, parezca lo bajo, el piso. Desde afuera, la selva no tiene geografía; es una mancha que no para de derramarse. Pero el pasajero del avión recuerda que lo que parece suelo es techo, y reconoce la paradoja de que el gran espacio exterior es un gran espacio cubierto…