«Alfonso X vio que el castellano, idioma común que compartían las comunidades de su reino (judíos, cristianos y musulmanes), podía convertirse en unificador y gran vehículo de cultura. Por eso se dio a la empresa de traducir al castellano todo el saber de la Edad Media. Para ello reunió traductores, escritores e investigadores, que recuperaban las obras, con el fin de crear un corpus de prosa en castellano. Lo que él más disfrutaba era poderse retirar y viajar por todas las bibliotecas del reino, mirando qué manuscritos existían para llevárselos a los traductores».
—Carolina Sanín, entrevista con El Tiempo